«Aún existen razones para creer en el verdadero amor. En un amor incondicional que supere lo físico y que se sienta en lo más profundo de nuestro ser, un amor que muy pocos afortunados han conocido, un amor diferente»
Ellos aún lo siente en cada instante, ninguno encuentra razones que expliquen a su cabeza los sentimientos de su vida sin recuerdos, pero lo sienten en cada instante. Por eso, aquel día, como todos los demás, desde hace ya mucho tiempo, él viajaba en tren a verla, rodeado de miles de pasajeros de camino a su rutina que imaginaban en cada parada como sería encontrar un amor como el de él, muchos buscaban cada día el amor verdadero en ese camino, como si el amor estuviera ya listo por ahí y terminado, esperado a que alguien lo encuentre por casualidad en algún lugar sin ni siquiera estar atento, pero un amor como el suyo no se busca, ni siquiera te encuentra, un amor así, como el suyo, se construye.
Él lo sabía, nadie se lo había explicado nunca, pero él lo sabía, lo veía en ella, ellos lo sentían cada instante y de repente el tren se paró, todos los pasajeros tenían prisa por no llegar tarde a la rutina de la que pasarían el resto del día quejándose, pero él no parecía q cada día fuese a su rutina o al menos a una que no le gustase y estaba igual de nervioso que todos, no quería llegar tarde y el tren no seguía su camino, fue a hablar con el maquinista quería saber cuál era el problema que le podía impedir llegar a tiempo y encontrar la solución.
Enseguida el tren se puso en marcha, el problema era con el cierre de una puerta que una vez más se bloqueó para no aplastar al pasajero que creyó de entrar en el tren, tras el pitido, su hazaña épica, todo continuo pero el maquinista interesado pregunto al hombre cual era el motivo de su prisa, ¿cuál era su rutina? Y el respondió q su rutina era enamorar cada día a su mujer de nuevo como la primera vez, por eso no podía llegar tarde nunca, ella no le recordaba hace mucho tiempo que ya no lo hacía, desde que cayó enferma, algunos días ni si quiera le reconocía, pero el cada día estaba allí a la misma hora, el recordaba todo junto a ella y aunque ella no supiera quien era aquel hombre, él si sabía quién era ella, y ambos lo sentían a cada instante, por eso no podía llegar tarde, tenía que volver a enamorarla un día mas
El construyo de su amor, un nuevo día y de cada nuevo día, una nueva oportunidad de volver a conseguir que se enamore de él como la primera vez y que cada beso fuera el primero para ella.
Un amor como el de ellos, el incondicional, el que supera a lo físico y se sienta en lo más profundo de nuestro ser, el que solo muy pocos afortunados conocen ese amor diferente no se busca, ni te encuentra, se construye cada día como lo hace él con ella dibujando oportunidades mientras escuchando sus latidos ellos sin recordarlo lo sentían
Laura Morato Hervás