Aquel día…José Luis Sampedro.

José Luis Sampedro

José Luis Sampedro


Fue ese día,  aquel domingo a principios del 2012, cuando  le escuche por primera vez y descubrí que su libertad estaba repleta de ideas que compartía en mi cabeza,  que todos los sentimientos y pensamientos que tenía se podían explicar, todos tenían nombres, que ya conocía antes pero que hasta entonces nadie supo descubrirme su significado.

Aquel día entendí y aprendí el poder del miedo, la importancia de ser valiente siempre, la libertad de pensamiento, a creer sobre las razones, el valor del tiempo frente al dinero, a defender mis ideas sin pensar en las consecuencias, a atreverme a querer cambiar todo lo que desde siempre ha sido así, a crear mi manera de entender la sabiduría, a saber como quería construir los momentos y sobre todo aprendí lo que puede llegar a significar alguien como José Luis Sampedro en la vida de alguien como  yo, que jamás creyó en nada ni en nadie… hasta aquel día.

«Las ideas no sienten. No aman. Los hombres desaparecen, pero las ideas no mueren.» -V de Vendetta.

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Ella para él

Si tienes la tierra perfecta, la riegas todos los días, la abonas con los productos adecuados y además conserva la simiente de anteriores cosechas sin duda saldrán…malas hierbas.

Una sociedad no comienza todos los días, ni siquiera cada década, no sé si somos el resultado de lo que hemos vivido pero sin duda influye en lo que somos, hoy, vivimos en una sociedad machista que sigue construyéndose y regenerándose día a día desde que alguien nace,  quizá no la misma que recogía en el código penal que un hombre pudiera matar a una mujer por algún motivo pero en la misma en la que un hombre mata a una mujer por algún motivo.

Lo peor del pasado es que si prexiste en el presente se quedará en el futuro y la publicidad de antes es, con mayor definición de pantalla e intercalado con algún anuncio de coches sin un mujer tumbada en el capó, la publicidad de ahora.

Los roles de género establecen desde el momento en que alguien nace el papel con el conjunto de normas y comportamientos que la sociedad le asigna automáticamente dependiendo de su apariencia física. A partir de ahí se van marcando cuales serán sus expectativas en la vida, el lugar más lejano al que pueda llegar, su manera de pensar, sentir y actuar para intervenir en el mundo de una manera correcta, perfecta y conforme al resto.

Hoy la recién nacida tiene más probabilidades de vestir un traje rosa palo que del color azul cielo que vestirá el recién nacido, pasados unos años tendrá que elegir entre el catálogo de juguetes si quiere ser cocinera, moldear a la muñeca perfecta en la que convertirse o ir practicando para el gran momento de su vida cuidando de gemelos en un carrito, siempre rosa.

Mientras, él podrá ser superhéroe, ni siquiera astronauta o simplemente rico, superhéroe, que será más posible que cualquier oficio al que pueda aspirar ella intentando conciliar la vida familiar y profesional,  aun existiendo, ella crecerá y entrará gratis a las discotecas mientras él pagará su ticket, dejará de ser consumidora para ser objeto de consumo de cualquier lugar que haya decidido convertirla en herramienta de marketing.

Allí podrá conocer algún chico para el que será “su bien más preciado”, si todo conduce como se espera, ella tendrá un hijo al que cambiar solo en el aseo de mujeres, como indica el icono de la puerta y al que criar mientras escucha la intervención machista de algún miembro del gobierno en el congreso o disfruta de las guapísimas presentadoras y los sabios presentadores  de la televisión, además  cuidará su casa y esperará a su profesional y trabajador marido con la cena caliente para que no se enfade y encuentre un motivo.

Quizás algunas voces tengan razón y el machismo y el sexismo no sean desencadenes directos de la violencia de género, pero lo cierto es que sin lugar a dudas, en el menor de los casos, establece una jerarquía y una superioridad del hombre hacia la mujer que favorece la terrorífica idea de creerse con poder sobre el otro.

Algún día, muy lejano, hasta lo anecdótico regará la tierra con más “as” que “os” en el lenguaje y las palabras que construyan serán escuchadas de la misma manera sin importar quien las pronuncie, habrá incluso abono de directivas en las empresas y puede que hasta cobren lo mismo que los directivos, quizá puede que la cosecha pasada para ese tiempo tenga asentada la igualdad que cree la tierra perfecta en la que no salgan malas hierbas más.