Si tienes la tierra perfecta, la riegas todos los días, la abonas con los productos adecuados y además conserva la simiente de anteriores cosechas sin duda saldrán…malas hierbas.
Una sociedad no comienza todos los días, ni siquiera cada década, no sé si somos el resultado de lo que hemos vivido pero sin duda influye en lo que somos, hoy, vivimos en una sociedad machista que sigue construyéndose y regenerándose día a día desde que alguien nace, quizá no la misma que recogía en el código penal que un hombre pudiera matar a una mujer por algún motivo pero en la misma en la que un hombre mata a una mujer por algún motivo.
Lo peor del pasado es que si prexiste en el presente se quedará en el futuro y la publicidad de antes es, con mayor definición de pantalla e intercalado con algún anuncio de coches sin un mujer tumbada en el capó, la publicidad de ahora.
Los roles de género establecen desde el momento en que alguien nace el papel con el conjunto de normas y comportamientos que la sociedad le asigna automáticamente dependiendo de su apariencia física. A partir de ahí se van marcando cuales serán sus expectativas en la vida, el lugar más lejano al que pueda llegar, su manera de pensar, sentir y actuar para intervenir en el mundo de una manera correcta, perfecta y conforme al resto.
Hoy la recién nacida tiene más probabilidades de vestir un traje rosa palo que del color azul cielo que vestirá el recién nacido, pasados unos años tendrá que elegir entre el catálogo de juguetes si quiere ser cocinera, moldear a la muñeca perfecta en la que convertirse o ir practicando para el gran momento de su vida cuidando de gemelos en un carrito, siempre rosa.
Mientras, él podrá ser superhéroe, ni siquiera astronauta o simplemente rico, superhéroe, que será más posible que cualquier oficio al que pueda aspirar ella intentando conciliar la vida familiar y profesional, aun existiendo, ella crecerá y entrará gratis a las discotecas mientras él pagará su ticket, dejará de ser consumidora para ser objeto de consumo de cualquier lugar que haya decidido convertirla en herramienta de marketing.
Allí podrá conocer algún chico para el que será “su bien más preciado”, si todo conduce como se espera, ella tendrá un hijo al que cambiar solo en el aseo de mujeres, como indica el icono de la puerta y al que criar mientras escucha la intervención machista de algún miembro del gobierno en el congreso o disfruta de las guapísimas presentadoras y los sabios presentadores de la televisión, además cuidará su casa y esperará a su profesional y trabajador marido con la cena caliente para que no se enfade y encuentre un motivo.
Quizás algunas voces tengan razón y el machismo y el sexismo no sean desencadenes directos de la violencia de género, pero lo cierto es que sin lugar a dudas, en el menor de los casos, establece una jerarquía y una superioridad del hombre hacia la mujer que favorece la terrorífica idea de creerse con poder sobre el otro.
Algún día, muy lejano, hasta lo anecdótico regará la tierra con más “as” que “os” en el lenguaje y las palabras que construyan serán escuchadas de la misma manera sin importar quien las pronuncie, habrá incluso abono de directivas en las empresas y puede que hasta cobren lo mismo que los directivos, quizá puede que la cosecha pasada para ese tiempo tenga asentada la igualdad que cree la tierra perfecta en la que no salgan malas hierbas más.