Mariposas

Ayer no, y mariposas.

Hoy tampoco, una y otra vez, más tiempo, más esfuerzo, más trabajo, y tampoco, pero mariposas.

Mañana puede que sí, incertidumbre: seguro, cavar hacia el diamante que quizá no exista: también, un poco más, porque mariposas.

Mariposas, ganas, pasión, obsesión hasta la frustración más profunda y la capacidad para construir a la persona más feliz del mundo.  La única sensación lo suficientemente fuerte por si misma para crear y hacer creer a cualquiera que un día lo puede lograr.

Quizá no pase, existe la posibilidad de que Marc Márquez no vuelva a ganar una carrera de motos, o de que cualquier otro que, no solo sueña con un objetivo, sino que lo madruga, lo trabaja y lo persigue durante toda su vida, con más o menos mariposas por momentos, no lo logre; pero si al escribir o leer este párrafo, el estómago de alguien se ha encogido hasta refundar la imposibilidad, da igual, porque va a seguir intentándolo.

Y en esas está lo injusto, afortunado y cruel de poder exigirte a ti y a quien te siente alrededor, e incluso lejos. Todo por unas mariposas que no paran de moverse en el estómago, pueden calibrarse más o menos veces, medir la fuerza del abatimiento con el que empujan los latidos, el cuerpo y sobre todo la mente un día tras otro, pero si se sigue pensando en ellas, hasta para volver a valorarlas, siguen ahí.

Ojalá saber hasta cuando hacer caso a las mariposas o aprender a vivir con ellas, disfrutar del aprendizaje del camino y todo eso de la senda es lo importante de la meta, pero Marc y cualquier otro con el estómago repleto de mariposas quiere ver la línea de meta, la bandera a cuadros el primero y el escalón más alto del podio.

“Mariposas” debería tener final feliz, en este blog, en el mundial de Moto GP y en el objetivo de cualquiera con ellas, pero lo peor y lo mejor es que si fuera un final triste, no importaría, porque Mariposas.

Anuncio publicitario

Unas tierras, las nuestras

Unas tierras, las nuestras, sin escrituras y con ellas, del nombre más antiguo en el padrón, pero también del que aparecía en el censo más efímero de la historia, incluso de quien aún no las ha descubierto, unas tierras de pertenencia por entendimiento de su riqueza y no sólo por su valor económico, las nuestras.

2.785 hectáreas de superficie de los pueblos Castillejo de Mesleón, Barbolla, Sotillo, Duruelo, Cerezo de Arriba y Cerezo de Abajo forman parte del plan de explotación de una mina de cuarzo presentado para la provincia de Segovia. Biólogos, geólogos, arqueólogos e, incluso, oncólogos han determinado la perdida de fertilidad que conllevaría para los terrenos de la zona, la alta probabilidad de contaminación del agua, la destrucción de la flora y la fauna y hasta el riesgo que provoca el polvo de sílice como agente cancerígeno. Cada una de las alegaciones presentadas dan sentido a lo que constituye un pasado, presente y futuro de una vida ligada a un lugar de naturaleza, paisajes, agricultura, ganadería, ríos, turismo y costumbres.

La identidad de los pueblos no se mide al peso, más o menos habitantes, más o menos kilómetros, no otorgan a nadie el poder de prevalecerse por encima de un territorio que no le pertenece, pero cualquiera tiene la oportunidad de seguir las pisadas de esos dos, tres o cientos de extraños y mirar lo que antes sólo había visto.

Incluso cerrando los ojos, desde las eras se mira mejor el viento y se siente en la cara. También allí, se proclaman los campeones de lanzamiento de azadón y de carreras de sacos. Se diferencian buitres de cigüeñas y, dependiendo del conocimiento, níscalos de setas venenosas y hierbabuena de ortigas. Sólo con garrota en mano se sabe si mañana habrá tormenta mirando al cielo y el tiempo en el que la merienda llega a su fin por unas flores violetas en otoño. Algunas huertas miran montones de tomates cultivados y otras, uno a medio crecer, significa en todos los casos el triunfo para presumir de cosecha, también las manzanas, crecerán un año sí y al siguiente no, siempre que no se disponga de la suficiente memoria para comprobar que se cumple.

La importancia de unas tierras, las nuestras, conoce idiomas que no deben dejar de hablarse, al menos, hasta que alguien invente un lenguaje parecido al que describe manantiales de agua como se hace en Sotillo.

PLATAFORMA CONTRA LA MINA A CIELO ABIERTO

FIRMA PARA PARAR LA MINA A CIELO ABIERTO EN EL NORDESTE SEGOVIANO

Ayer encontré al no-ministro que perdí

 

.Las cerezas

Ayer encontré a Alberto Ruiz Gallardón tras perderlo por alguna legislatura.

Sabía que lo haría, sabía que dimitiría, quizás parezca muy ventajista leer esto ahora, así que reconoceré que jamás pensé que sería ahorcado por el gobierno que le dio la cuerda y la apretó hasta el final, mientras él debió asentir encantado.

Aun así, ayer le encontré o al menos vi un reflejo muy claro del Alberto Ruiz Gallardón que conocí antes de asumir el ministerio de justicia, donde en algún momento le perdí mientras se mostraba convencido y temiblemente orgulloso de un Anteproyecto de ley: autoritario, dictatorial e injusto que prevalecía el derecho a la vida de algunos no-nacidos, al derecho de todas las mujeres sin tener en cuenta situaciones de ningún tipo, tampoco esta ley protegía a todos a los que pretendía, solo defendía el derecho a nacer, pero se olvidaba del resto de la vida de las personas, tanto madres como hijos, sanos y enfermos, que también se veían obligados y condenados a nacer sin posibilidades de realizar sus vidas como merecen, además Gallardón al dejar de ser quien siempre pareció, limito la justicia, dejándola solo al acceso de unos pocos que pudieran permitírsela, creó el ministerio de justicia más injusto en mucho tiempo. Supongo que el motivo de todo esto no sería capaz de entenderlo o quizás sea algo tan oscuro, simple y antiguo como que el poder corrompe.

El final de su carrera política quizás sea el reencuentro definitivo de Alberto Ruiz Gallardón con el no-ministro que representaba y defendía la mejor derecha democrática, por la que Franco detuvo a su padre, y que entendía y razonaba con mi mejor y peor izquierda, capaz de  razonar y crear el sueño de una política diferente a la actual, donde la política recuperará su significado, capaz de construir las ideas que hagan del mundo el cuento de hadas con el que comparaba la política hace un tiempo no muy lejano.

Ayer me pareció ver, quizás dibujado por mis ganas, al Gallardón que se reía con Joaquín Sabina y Julia Otero en Las Cerezas  sobre sus diferencias y semejanzas, el que parecía crear, hablando con ellos, la mejor democracia de todas donde realmente parecía posible construir un lugar para todos independientemente del partido al que hubieras votado en las últimas elecciones.

Mientras sucedía aquel importantísimo encuentro  en Las Cerezas de 2004,  era muy pequeña para reconocer que lo que allí ocurria era realmente especial y casi imposible de volver a ver, aun así, fui capaz de recordar algo, despertó algo, imposible saber el qué, que logró que muchos años mas tarde y por alguna casualidad, en la que no creo, me hiciera recordar que tenía que buscar aquel encuentro y entenderlo como no pude entonces para descubrir al Gallardón no-ministro con el que hubiera inventado un mundo.

 

Ayer encontré al Gallardón que no se encontraba a gusto en la oposición y al que injustamente se le crítica por ser el ambicioso que no ocultaba querer llegar al poder para construir lo que realmente consideraba mejor.

Además le gustaba El Intermedio, eso seguro que siempre significó algo, aunque en algún instante de los últimos tiempos hubiera decidido desintonizar La Sexta y olvidarse de todo, también recuerdo que a Esperanza Aguirre no le caía del todo bien y siempre he pensado que tener algunos enemigos en ocasiones te define de manera positiva y hasta te hacen mejor, eso seguro que también significaba algo.

Albero Ruiz Gallardón se marcha, o le echan, o lo que sea que le deje el tiempo para que recuerde quien siempre creí que es.

 Laura Morato Hervás

«Vivir sin Prisa…Sabina y Serrat»

5187

“El tiempo no es oro, el oro no vale nada, el tiempo es algo mucho más valioso, más difícil de buscar y encontrar, lleno de posibilidades, realmente emocionante y preciado, el tiempo es tiempo. El tiempo es vida” José Luis Sampedro.

Vivir sin prisa, decidir que el tiempo no vive ni muere en un reloj,  querer a los instantes más intrascendentes para el mundo y la historia como a los inigualables protagonistas de los mejores capítulos, de un libro y una vida sobre ti, que te encantaría leer si algún día olvidas quien eres. Vivir los momentos como si no fueran a volver jamás, pero sin la responsabilidad de crearlos como algo único y especial, que no pudiera nunca recuperarse, aunque de manera distinta y creando algo nuevo, así como lo cantan Serrat y Sabina: “Hoy puede ser un gran día y mañana…también”

Serrat y Sabina, “El símbolo y el Cuate” cantan lo que dicen sus canciones, pero también la viven, sin prisa, a veces les dan las diez, las once, las doce y hasta la una, viviendo como quieren, dándole día libre a la experiencia, fijándose en las esquinas de cada calle del bulevard de los sueños rotos, dejando a la niñez jugar en la playa, escuchando el blues de lo que pasa en su escalera, pensando en la agonía de los peces fuera del agua. Y la vida, la condicionada por ellos mismos, sin destinos ni suertes, se lo agradece, tomándose, de vez en cuando, café con Serrat y descubriendo a Sabina, que las lágrimas más bonitas del mundo superarán cualquier sonrisa, porque nunca nadie, reirá como llora Chavela.

.Al ir sin prisa, la vida nunca  les ha  pasado por delante sin pedirles opinión, como si fuera un tren sin parada que les dejará en el andén de la estación, Serrat y sabina se han esforzado, sin poder ni querer evitarlo, por subirse en cada vagón, hasta cuando no tenían el billete que exigían a todo el pasaje, cuando hacían canciones de vida para los argentinos que en 1983 solo podían vivirla a través de ellos” escuchando lo que querían expresar en la voz de Serrat, abriendoles el corazón y la cabeza, desde detrás del muro que les separaba de la libertad, y emocionando a Estela de Carlotto, (presidenta de abuelas plaza de Mayo) al escuchar a Sabina cantar: “ya nadie me escribe diciendo no consigo olvidarte”. El tiempo y la vida nunca les ha dado miedo para cantar lo que sentían y pensaban y afrontar la consecuencias de una realidad, que a lo mejor, no es la que los peores pintores veían, cada día al despertar, pero es la realidad que necesitaban pintar.

Serrat y Sabina nunca han buscado pintar el verso perfecto para sus ideas y canciones y solo así lo han conseguido, jamás se hubiera entendiendo tan bien la vida con otra  rima, seguro que les toco desaprender e ignorar muchos: “venga que vamos tarde”, algún: “no tenemos tiempo para eso” y hasta: “si fueras más rápido, harías el doble” y aprender desde cero, que de tanto darse prisa llegarían tarde a vivir, como les hace felices, sin ir rápido para llegar a sitios donde no quieren estar, ni dejando sin acabar la canción con el  mejor final posible, porque ya han terminado de aparcar y así conseguir apartar a un lado lo urgente por lo realmente importante.

Quizás algún día, creo que no muy lejano, yo pueda empezar a hacer las cosas sin pensar en terminarlas y encuentre lo que no sabía que buscaba y así consiga aquello que empujo con mis latidos, mientras logro vivir sin prisa.

Laura Morato Hervás

Aprender de los que creen no enseñar

Creo que todos los que piensan que pueden enseñar algo, y que seguro pueden, conmigo no lo consiguen. A veces,  ni siquiera consiguen mi atención o un poquito de mi tiempo y de verdad, que no es  por creerme más lista o mejor que ellos, estoy convencida que cualquier de ellos,  me descubriría cosas que no sé, pero no sé escucharlos, casi nunca me apetece y no me importa el tema del que hablen, que siempre me perecerá aburrido.

Entonces al margen de todos ellos, aparece Pascual, un pastor que vive juntos a sus animales en unas tierras, las suyas, a las afueras de un pequeño pueblo de Murcia, dice que no tiene estudios y que su mayor aspiración en la vida, es ser feliz y eso solo lo puede conseguir , viviendo como vive, con sus animales y sus tierras, sin cambiar los relojes de hora, sin perder el miedo al mar para ir en ningún yate y sin querer dinero para tener la posibilidad de hacer lo que nunca ha querido. Además, ya tiene una furgoneta, así que no necesita coche y no le gusta viajar, dice que el dinero le hubiera complicado la vida y supongo que también su felicidad.

Creo que el pensaba que no tenía nada que enseñarnos, que sin tener estudios nadie querría escucharle, para aprender sin parar de sus palabras y  de su modo de vivir y  de saber como encontrar la felicidad, justo en el lugar donde estas y con las mismas cosas que siempre has tenido, se equivocada, tampoco tenía la intención de acertar y yo creo que ahora tampoco le importa mucho haberme enseñado a pensar, como nadie creyó que podía hacerlo.

Yo todavía no tengo la sabiduría de Pascual y ni siquiera sé donde podría ir a buscarla, si está por ahí, en algún lugar por el que pasas todos los días sin fijarte y donde solo unos pocos la encuentran, yo solo conozco a unos pocos que la tienen, poquísimos, al menos para mi , pero creo que cada día tengo más claro donde está mi felicidad, es mucho más complicada de conseguir que la de Pascual, supongo que también va  con la sabiduría, que sea más fácil, mi felicidad es descubrir personas como Pascual, a las que escuchar sin que crean tener nada que decir y de las que solo se pueda aprender.

LA HISTORIA DE PASCUAL por Jordi Évole

http:  http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/pascual-3249489

Laura Morato Hervás

Sentinel del Norte, o no

senti

Sentinel del norte, o no, y así va a ser todo, lo que en el resto del mundo comunicado pensamos y la realidad existente de una isla aislada que hemos decidido llamar así.

El risotto, Peaky Blinders, un edificio, Saturno, una canción, Google, las vacunas, Mery Popins, la política, el metro, los extraterrestres, la radio, Dios, los calcetines, la luz eléctrica, el dinero, el fuego, escribir, un globo terráqueo, el móvil, los continentes, La casa Batlló, las llaves, un concierto de Camila Gallardo,  la verdad, los pasteles, viajar, el chiringuito de jugones, las matemáticas, una guitarra, el libro de guía de supervivencia zombi, las casas de apuestas, Christopher Nolan, las novelas de amor, una noticia sobre Sentinel del norte, nuestro bien y mal, el lenguaje, las civilizaciones, la cronología, la ciencia, el movimiento corporal, la cultura, la ubicación espacial, la economía, la historia, los gobiernos o la propia estructura cognitiva…o no, o no conocer nada de eso, tal y como entendemos ahora, que casi todo lo que ocupa nuestro día a día no exista.

Si todo lo que conocemos trascurriera en Sentinel del norte, una isla de 72 km² del océano Índico, con 100 o 200 habitantes, protegidos por muros de corales y densos bosques, que parecen haber sido creados para construir la frontera natural perfecta, quizá adquiriéramos la responsabilidad de protegerla a ella también. Si además, cualquier interacción, como los contactos nada fructíferos ni positivos de los últimos 60.000 años, supusiera, el riesgo de enfrentarse a un sistema inmunológico completamente diferente al nuestro o convertirse, en el mejor de los casos, en un reclamo turístico, quizá, no quisiéramos conocer a nadie más. Y si, por fin, las autoridades indias hubieran confeccionado las leyes para preservar el derecho a vivir como quieres es probable que nos aguantáramos las ganas de saber todo lo que hay detrás de los aviones y barcos que divisamos a lo lejos, o que ni siquiera nos interese. Entonces, casi con seguridad, reivindicaríamos, de cualquier manera, el derecho a vivir sin la intervención del mundo exterior, o no.

Todos los misterios que, afortunadamente, aún quedan por resolver sobre los sentineles y lo demasiado que sabemos de nosotros, plantean la idea de investigarse el ombligo e intentar pensar como seríamos si no fuésemos como somos. Si tuviéramos la posibilidad de entrar a la etapa evolutiva en la que se encuentra Sentinel ahora mismo y sabiendo lo que sabemos, quizá nos gustaría desaprender y aprender ideas, deshacernos y construirnos de nuevo, quizá para salir igual, o no.

Ojalá sea la esencia

pepi

Ojalá sea la esencia, me encantaría que fuera de eso mi gusto por Pepa Flores, sobre todo por el tiempo en el que fue alguien que no quería, ojalá que “aquello que constituye la naturaleza de las personas, lo permanente e invariable de ellas”, pisara tan fuerte al comenzar una canción, palmeara al ritmo que se late, creara rizos y rizos de gorgoritos en su barriga, los llevara hasta la garganta y los cantara con la boca torcida, estirando el cuello y ladeando la cabeza sin parar mientras, baila cruzando las piernas por detrás incontrolablemente y arruga los brazos y las manos sobre sí misma, así como si todo lo de dentro saliera hacia fuera con una fuerza desbordante, que se apodera de ella haciéndola más.

Por favor, que sea la esencia y este a solas con ella, sin nada ni nadie alrededor. Es posible, porque lo que hace de nosotros ser quienes somos y no cualquier otra persona me resulta  difícil de imponer, no creo que la esencia de Pepa Flores tuviera que ver con aquel pelo tan rubio, el acento refinado, el tamaño de su pecho, las clases de piano o la buscada perfección de una niña y adolescente dicharachera, conformista y buena por imperativo, ni siquiera con el nombre del personaje, en el que la convirtieron durante más de una década, para las alegres películas del franquismo.  Nada de eso quedó cuando dejaron de adornarla, pero todavía encaminaba el paso de la misma manera, seguía pisando igual.

¡Qué pisada la de ese levantamiento en Informe Semanal en el año 1973!, unos quince segundos antes de producirse, el entrevistador de Pepa Flores dijo: “parece que quiere ofrecernos una imagen distinta de usted misma, la hemos visto en algunas revistas grafistas un poco parca de tela y generosa en belleza, ¿es esta toda su nueva imagen?”, y la esencia entera, que debía venir de saberse importante en Pepa Flores, con ganas locas de crecer para ella y decidida a dejarse tiempo, para conocer que iban a querer hacer de ahí en adelante, pisó, se levantó del asiento, encendió un cigarrillo y se puso a fumar, pisando libremente por el plató, ya no quedaban dudas. Por si acaso, y para terminar, a la pregunta: “¿Qué piensa hacer con su vida?”, Pepa aclaró lo que sería una obviedad en cualquiera, pero que en ella y tanto tiempo después, ni los periodistas más sesudos de la época entendieron: “pfff…un momento, mi vida es mía”.

Con su vida en propiedad, aunque con un microscopio observada y comentada por los demás y el mérito que eso supone, se llenó de admirables contradicciones e incoherencias con quien había parecido ser siempre, pensó o no, a su elección, hizo, habló lo que quiso, casi seguro, cantó y bailó, menos que hasta entonces, rodó con Camus, Saura y Bardem, vendió las placas de oro otorgadas por Franco en las fiestas de la granja para apoyar al comunismo en España, conoció a Audrey Hepburn, interpretó a Mariana Pineda, se divorció, cantó con Aute, Serrat, Algeró y Calderón, marchó en contra de la entrada de España en la OTAN, tuvo tres hijas, grabó el disco: “Galerías de perpetuas, canciones para mujeres”,(pendiente de incluir en Spotify y sustituible por alguna de las once canciones de “Corazón Contento”), se volvió a casar, apoyó la revolución cubana y en España levantó el puño con tanta libertad, que hasta fue criticada por hacerlo “con toda convicción y sin fisuras”, se divorció y desligó de cualquier partido político públicamente, vivió mucho y a los 37 años se fue a su casa de Málaga a vivir como quería.

Entonces sí, es la esencia, quizá sea un auto consuelo injusto por gustarme demasiado la vida de una niña, adolescente y mujer, también, cuando no tenía ningún poder sobre ella, o porque me gustaría que Pepa Flores se sintiera mejor sobre un tiempo, sufrimiento y sacrificio, que ni siquiera viví para comprender, pero estoy casi convencida que en su pisada embelesadora está su retiro en Málaga y el conocimiento que tiene de su todo, de lo poco que la interesa, la cotidianeidad con la que llena su vida, durmiendo mucho, jugando a las cartas, paseando a sus perros por la playa, haciendo lo que hacía antes de hacer nada, todo con lo que está bien, según su esencia.

 

Carmela Bernabé

Carmela Bernabé afrontará la próxima temporada 2023 su sexto año como telemétrica en el equipo Cuna de Campeones y continuará construyendo y otorgando sentido a cada aspecto que constituye al equipo, tanto dentro de los circuitos del FIM JuniorGP y el Campeonato de España de Velocidad en las semanas de competición, como fuera de ellos el resto de días.


Como telemétrica, Carmela analiza toda la información que extrae de las motos y diseña las estrategias que, junto a su conocimiento de cada piloto, son adecuadas para conseguir cada vez mejores resultados. Capaz de comprender el momento y la personalidad con la que cada piloto se sube a la moto les traslada la manera más efectiva de trabajar a continuación, siempre después de escuchar en todos los casos las sensaciones e impresiones de cada uno de ellos y de descifrar desde las pantallas el próximo movimiento a tener en cuenta.


Sin perder las ganas de ganar y con la meta diaria en un objetivo común, el ambiente de trabajo que crea es reconfortante, comprensivo, constructivo, divertido y ambicioso. Destaca su capacidad de observación y calma en el momento justo, hasta encontrar el mejor instante para revertir las situaciones complicadas y afrontar los peores escenarios, así como su generosidad proponiendo y defendiendo oportunidades para aquello en lo cree. A pesar de no recibir siempre lo que da, siempre da lo que es, convirtiéndose así en esencial dentro y fuera del box.


Desde pequeña Carmela acudía a Cheste con su padre para disfrutar de las carreras que siempre habían seguido desde casa, aunque quizá la pasión despertó mucho antes al ver como el referente de su madre montaba en vespino.


Siempre le gustaron las manualidades y, junto a su hermano, montaba mecanos de los que desarrolló una gran capacidad e intuición, hasta atreverse con el montaje de cualquier utensilio que se presente, sistemas de intermitentes en remolques o la elaboración de complementos. Al no haber estudios superiores en mecánica, se decantó por la formación en ingeniera mecánica, que más tarde especializó en telemetría junto al aprendizaje de francés e inglés. Comenzó entonces un periodo de prácticas en el Circuit Ricardo Tormo donde demostró su capacidad para el trabajo que realiza actualmente.


Junto al director de Cuna de Campeones, Julián Miralles, y el resto del equipo, Carmela completa y unifica una manera de trabajar que, desde 1999, consolida a los futuros y mejores campeones del mundo del motociclismo.

Oasis

o

El desierto para descubrir personas, no cualesquiera, las nuestras, cada uno las suyas, es tan inmenso que siempre dejas de buscar oasis cansado de recorrer caminos con tanta arena, pero entonces…el agua te encuentra y recuerdas cuanta sed tenías.

Cuando el oasis te encuentra todo es poesía, amo todo y el alma se ensancha volviéndose gigante, encuentro magia donde puede ser que no la haya. “Rosata Patata”, el oasis de estas vacaciones de verano en Almería, una hamburguesería.

“Rosata Patata” es como todo lo que te hace mejor y más sabio, una persona, Antonio, el cocinero, un señor al que conocí sin hablar el tiempo en el que se tarda en comer una hamburguesa sin gluten con patatas fritas.

Antonio tiene toda una pared de su hamburguesería repleta de fotografías de discos, cantantes y conciertos de rock de los años 70, creo, hubiera reconocido mejor cualquier otra música, por eso quizá, también Antonio suponga un oasis para mi padre, somos demasiada arena alrededor de la música y los grupos que ellos conocen. En ese momento Antonio se convirtió en mi oasis, alguien capaz de llamar la atención de mi padre con sus caratulas impresas y colocadas en marcos una por una en su pared. Hubo flechazo, lo sentí, en cuando mi padre lo vio, sabía que esa música solo podía haberla escuchado aquel señor entre todos los empleados de “Rosata Patata”, no sé cuál es el look de alguien que escucha esa música, si es que existe, pero fue algo más emocionante que la ropa y el peinado, porque Antonio iba vestido de cocinero de hamburguesería.

Después de recorrer toda la pared esperando un: “¿Le gusta?” que nunca llegó y que le diera la oportunidad de reconocerse, mi padre comió, nos íbamos y comenzó la inédita actuación, hasta entonces nunca vista y creada por la emoción de mi padre hacia Antonio, se acercó al camarero, todos sabíamos que él era un actor secundario que le serviría como nexo de unión con su protagonista al traerle la cuenta, no había posibilidad alguna de que la pared la hubiera decorado él, pero:

-Me gusta mucho la decoración

+ Él es el responsable

Antonio sonrió con la paz y tranquilidad que no parecer desprender ninguna de las portadas de sus vinilos preferidos, mi padre se acercó a él y disfrutó su oasis de grupos desconocidos, discos míticos para dos personas, entradas y conciertos.

Creo que los oasis son siempre personas felices por ellos mismos, que crean tiempo para hacerse mejores, con tranquilidad, sin pretender serlo, dedicadas a vivir, no por costumbre ni esperando a terminar algo o recorrer un camino para llegar a algún sitio y  por fin ser felices, sino viviendo cada instante, cada momento, haciendo fotos al increíble plato que acabas de cocinar o diseñando la pared de tu hamburguesería con una multimillonaria inversión de tiempo que te hubieras ahorrado pintándola con gotelé,  seguro que solo tiene en su cabeza los recuerdos de los conciertos, jamás debió grabar un vídeo o hacer una foto y seguro que vivió todo a tiempo real.

“Rosata Patata” se hizo y nos hizo tan únicamente como se descubre en el desierto un oasis.

https://open.spotify.com/embed/track/7omsc4xQ4ZjmMyGGkjoOHr
Laura Morato Hervás

El sol de Nyumbani se convirtió en luz.

Sin título.png

El sol siempre estuvo en Nyumbani, siempre iluminó el distrito de Kitui en Kenia, dio calor a esta zona de tierra roja en Africa desde el amanecer hasta la noche cuando el día no tenía fuerza para continuar sin el, pero un proyecto consiguió que  los días fueran más largos y que aquel sol de siempre, también sea ahora, la energía que se convierte cada día en luz.

El proyecto que han llevado a cabo las ONGs “Enegría Sin Fronteras” y “Amigos de Nyumbani” llamado: “Luz en los hogares”, es una oportunidad de vida para más de 1000 huérfanos de la pandemia del Sida,  más de 100 abuelas responsables de su cuidado y cerca de 130 trabajadores encargados del correcto funcionamiento de los servicios del proyecto, pero sobre todo es la oportunidad que les ofrece a todos el ellos la posibilidad de seguir adelante por si solos.

Gracias a la instalación de un campo solar fotovoltaico en la aldea, que suministra energía eléctrica limpia y ecológica, las condiciones de vida de la población han cambiado, mejorando  la educación , la salud, el acceso al agua potable y sobre todo el futuro de la población, con formaciones profesionales, donde se desarrollan talleres de madera y metal, con los que los habitantes aprenden un oficio para poder crear productos con los que obtener beneficios a partir de su venta.

La creación de este valiente poblado, que se organiza en 100 viviendas que cuentan con pequeños huertos y granjas que garantizan el autoabastecimiento a la población residente, nace con la premisa de abastecer de luz a hogares rurales, logrando así  haber electrificado 161 viviendas, pero además Nyumabni Village se ha convertido en el perfecto modelo de una aldea sostenible y ecológica.

El acceso a la energía solar evitará la dependía del combustible fósil, con sus altos costes y consecuencias nocivas., reduciendo la pobreza en la comunidad, siendo autosuficiente y respetuoso con el medio ambiente.

“La luz corre por los cables de la noche”, todo se reduce a esto, a esta idea tan sencillamente compleja que explica un habitante del poblado de Nyumbani, es el resumen,  uno de los objetivos y la meta principal en este  gran proyecto que da vida a través de la energía.

Laura Morato Hervás