Oasis

o

El desierto para descubrir personas, no cualesquiera, las nuestras, cada uno las suyas, es tan inmenso que siempre dejas de buscar oasis cansado de recorrer caminos con tanta arena, pero entonces…el agua te encuentra y recuerdas cuanta sed tenías.

Cuando el oasis te encuentra todo es poesía, amo todo y el alma se ensancha volviéndose gigante, encuentro magia donde puede ser que no la haya. “Rosata Patata”, el oasis de estas vacaciones de verano en Almería, una hamburguesería.

“Rosata Patata” es como todo lo que te hace mejor y más sabio, una persona, Antonio, el cocinero, un señor al que conocí sin hablar el tiempo en el que se tarda en comer una hamburguesa sin gluten con patatas fritas.

Antonio tiene toda una pared de su hamburguesería repleta de fotografías de discos, cantantes y conciertos de rock de los años 70, creo, hubiera reconocido mejor cualquier otra música, por eso quizá, también Antonio suponga un oasis para mi padre, somos demasiada arena alrededor de la música y los grupos que ellos conocen. En ese momento Antonio se convirtió en mi oasis, alguien capaz de llamar la atención de mi padre con sus caratulas impresas y colocadas en marcos una por una en su pared. Hubo flechazo, lo sentí, en cuando mi padre lo vio, sabía que esa música solo podía haberla escuchado aquel señor entre todos los empleados de “Rosata Patata”, no sé cuál es el look de alguien que escucha esa música, si es que existe, pero fue algo más emocionante que la ropa y el peinado, porque Antonio iba vestido de cocinero de hamburguesería.

Después de recorrer toda la pared esperando un: “¿Le gusta?” que nunca llegó y que le diera la oportunidad de reconocerse, mi padre comió, nos íbamos y comenzó la inédita actuación, hasta entonces nunca vista y creada por la emoción de mi padre hacia Antonio, se acercó al camarero, todos sabíamos que él era un actor secundario que le serviría como nexo de unión con su protagonista al traerle la cuenta, no había posibilidad alguna de que la pared la hubiera decorado él, pero:

-Me gusta mucho la decoración

+ Él es el responsable

Antonio sonrió con la paz y tranquilidad que no parecer desprender ninguna de las portadas de sus vinilos preferidos, mi padre se acercó a él y disfrutó su oasis de grupos desconocidos, discos míticos para dos personas, entradas y conciertos.

Creo que los oasis son siempre personas felices por ellos mismos, que crean tiempo para hacerse mejores, con tranquilidad, sin pretender serlo, dedicadas a vivir, no por costumbre ni esperando a terminar algo o recorrer un camino para llegar a algún sitio y  por fin ser felices, sino viviendo cada instante, cada momento, haciendo fotos al increíble plato que acabas de cocinar o diseñando la pared de tu hamburguesería con una multimillonaria inversión de tiempo que te hubieras ahorrado pintándola con gotelé,  seguro que solo tiene en su cabeza los recuerdos de los conciertos, jamás debió grabar un vídeo o hacer una foto y seguro que vivió todo a tiempo real.

“Rosata Patata” se hizo y nos hizo tan únicamente como se descubre en el desierto un oasis.

https://open.spotify.com/embed/track/7omsc4xQ4ZjmMyGGkjoOHr
Laura Morato Hervás

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