Los mayores valientes siempre tienen miedo antes de serlo, las mejores razones no significarían nada si la locura no existiera y ningún superhéroe tan increíble como Batman podría buscar el bien de su ciudad si no entendiera mejor que nadie el mal.
Batman sería solo un superhéroe más, que intenta proteger el mal de toda una ciudad, si la obsesión y la ira de Bruce Wayne no dieran sentido a su lucha contra los villanos.
Siempre había escuchado hablar de Batman como un superhéroe salva-mundos más y estuve ignorándole, hasta hace tan poco tiempo , que aún sigo emocionada intentado descubrir nuevas cosas sobre él, pero entonces y una vez, descubriéndome nuevas realidades, llego Christopher Nolan, para hacerme entender que Batman no era un personaje tan simple como para intentar salvar la humanidad sin tener poderes, con golpes fuertes, coches increíbles y botas de acero, el increíble Batman es solo una consecuencia del más increíble todavía Bruce Wayne, que desde siempre Frank Miller pensó en sus comics y que no descubrí entonces.
Ahora, como la mayor friki de la historia, sé que con Batman he entendido los límites de la locura, que el Joker es solo la otra interesante cara que Bruce Wayne y todos tenemos e intentamos controlar en los días malos, cuando dibujaríamos sonrisas conducidos por la misma obsesión con la que Batman intenta salvar la humanidad. Lo que más miedo da es entender al Joker argumentar con sus razones y creer que cuando dice “A nadie le entra el pánico cuando algo ocurre según lo previsto, aunque lo previsto sea terrible” tiene razón, o sentirme a veces identificada cuando cree ser “un perro que corre tras los coches y que no sabría qué hacer si alcanza uno”.
Batman ha superado a quien solo veía en él al superhéroe caza villanos en las películas de Joel Schumacher, los finales de parque de atracciones de Tim Burton, la deformación de su personaje sin Bruce Wayne en todas las series y películas de los años 60 y 80, de los que no he podido ni acabar de ver un capitulo, incluso ha superado la censura de una Guerra Fría que veía en su relación con Robín, la mayor historia de amor homosexual, además, superará a Ben Affleck intentando con su cara de papelazo en Argo interpretar a alguien tan complejo como Batman sin mascara. Bruce Wayne tenía razón “Como hombre soy de carne y hueso, pueden ignorarme o destruirme pero como símbolo puedo ser incorruptible, inmortal, algo primario, algo aterrador”
Aun así Batman nunca será EL INCREIBLE BRUCE WAYNE que todavía “vive como un héroe antes de vivir lo suficiente como para haberse convertido en villano”.
Comienza la aventura…
Laura Morato Hervás