Indiana Jones jamás será Marcos

ujigjijg

Marcos podría ser Indiana Jones. Si Indiana Jones fuera más valiente, algo más aventurero y sobretodo más luchador, si Harrison Ford no dispusiera de todas las comodidades de una estrella de Hollywood, o si se atreviera a vivir en una sociedad como la nuestra siendo Marcos. Quizás Indiana Jones jamás podría ser Marcos.

Conocí a Marcos andando aburrida por unos pasillos, hace unos días en un hospital de Madrid, parecía tan aburrido como yo, esperando a que la máquina de café se convirtiera en una máquina  de algo que nos apeteciera tomar o que al menos nos gustara un poco,  le dije un chiste que acaban de contarme sobre “inda-pendizarse del apéndice”, se río y cambio de gesto, sabía que realmente mi chiste no tenía gracia, entonces con la habilidad que tengo para hacerme amiga de toda la vida con personas que conozco hace cinco minutos, supe que él sería una de ellas.

Marcos es…el mayor friki de las películas de Indiana Jones, de las tres películas, porque afirma que nunca se rodó una cuarta llamada “La Calavera de Cristal”, en la que apareciera su Indiana Jones, Marcos es arqueólogo, le gustan las letras de Sabina pero no su voz, los chistes sin gracia,  porque reflejan la valentía de quién los cuenta y jamás viajaría a un lugar, sobre el que le hubieran hablado antes, Marcos tiene ahora 28 años y desde los 22 también es más valiente que antes, desde que padece una dependencia severa de grado 3, tras sufrir un derrame medular, por el que quedó tetrapléjico, su familia se dedica desde hace seis años, todas las horas del día, todas las semanas del mes y todos los meses de cada año a cuidarle desde entonces, siempre tiene cara de enfadado para que tengas más fácil la posibilidad de saber que le estás haciendo feliz, cuando él quiera, simplemente con una mueca distinta, que se parezca a algo así como a una media sonrisa.

Empecé a contarle algo (que no recuerdo) los cinco minutos siguientes de ser amigos para toda la vida mirando una máquina de café , algo por lo que estaba muy indignada y mientras se me iba la vida contando algo tan importante, como para ahora no recordarlo, escuchamos de lejos a  su enfermera preguntando donde  estaba el paciente discapacitado de la habitación 309 para darle la cena, como siempre tuve que hacerme la lista y como si él no lo hubiera oído, le dije ¿quizás eres tú no? Y me contesto (seguro que lo  tenía pensado  y preparado de otra vez) que él no se llamaba así y ella lo sabía, él no era “el discapacitado”, me dijo que  todas las enfermeras  se pasaban el día rompiéndose la cabeza haciendo juegos de eufemismos imposibles para no ofenderle, mientras el fingía  estarlo y a ninguna se le había ocurrido llamarle por su nombre,  Marcos es discapacitado para realizar cualquier movimiento, conoce mejor que nadie sus limitaciones pero también todas las demás características que hacen de él ser quién es, Marcos y no cualquier otra personas discapacitada.

En España hay cerca de 1.000.000 de personas dependientes, que no son solo eso, pero que lo son y que necesitan de otras personas para poder ser el resto de cosas que quieran y desarrollar el resto de sus capacidades, en diciembre del año 2006 se aprobó la ley de dependencia que prometía nuevas realidades para Marcos y cerca de 999.999 personas más ,  la ley que les  prometía la posibilidad de poder tener una mejor calidad de vida, con ayuda para los familiares que limitan sus vidas para cuidar de sus familiares o conocidos, la ley que dibujada en el futuro cercano la  posibilidad de hacer frente a los cuantioso gastos económicos que tienen que invertir en acondicionar sus entornos para llevar a cabo su vida de la mejor manera posible.

Tras estas promesas convertidas en ley, en vigencia y modificada con reales decretos  que jamás se cumplió, como alguien pretendió, se recortaron 822 millones de euros en ayudas a la dependencia y Mariano Rajoy esta vez, sí cumplió su programa electoral al declarar que: “La ley  de dependencia no es viable, hay que ir haciendo lo que se puede”, no reparó en que quizás, ese es el motivo por el que se impulsó esta la ley, la no capacidad de poder hacer lo que podrían, pero Marcos no espera la solidaridad de nadie, ni encontrar en la caridad, el sustituto de la justicia social que le corresponde.

Cuando me marchaba encontré que había una maquina en la planta 0 que tenía Café, pero también Chocolate y leche,  fui corriendo a decírselo a Marcos y volvió a cambiar la cara de enfadado, para que yo supiera que le había hecho feliz, al día siguiente me enteré que no podía tomar lactosa, pero quise creer que “la posibilidad que yo le había dado de que algún día pudiera hacerlo le hizo feliz y le impulso las ganas a conseguirlo”.

Indiana Jones jamás conseguiría ser Marcos.  Indiana Jones solo podrá  morder ese cuchillo como Marcos muerde cada día la vida.

Anuncio publicitario