El resto del mundo hasta entonces seguía sin saberlo, aún seguía sin despertarse en otras realidades, el mundo y todo lo que lo constituye todavía pasaban muy rápido por todos los lugares, los que estaban cerca y muy lejos de aquel territorio en Sudán, donde la situación no podría ser más complicada, ni contener más tristeza, donde en un momento, en un importante instante en la vida de Kevin Carter, todo se detuvo y una imagen centró toda su atención, entendió la simbología de lo que miraba, la mejor explicación de la situación que veía cada día y quizás protegiendo sus sentimientos tras la cámara, convertida en su coraza, contra la dureza que solo él observada desde hace mucho tiempo a su alrededor, realizó la fotografía de su vida y quizás de su muerte, en la que una niña famélica era observada por un buitre y en la que se escondía, la posibilidad de despertar en muchos, la necesidad de propiciar un cambio.
Posiblemente Carter consiguió realizar la fotografía actuando de forma fría, dejando atrás todos sus sentimientos pero quizás, por los mismos sentimientos tuvo la oportunidad de llevarla a cabo, si en algún momento Carter durante su profesión no hubiera tenido en cuenta sus ideales y sentimientos, como motor para construir los pilares de su trabajo, probablemente no hubiera estado allí, sino situado en un bando mucho más favorable, al que incluso, posiblemente, tenía más fácil acceso, o alejado de cualquier otro bando, desde donde, alguna vez recibió críticas de personas que nunca habían visto lo que él, pero que nunca dudaron, desde la lejanía, en que habrían socorrido a la niña, las mismas que cada día se encontraban con realidades muy diferentes, llegando a apreciar como extraordinaria una imagen que para Carter tristemente y desde hace mucho tiempo ya no lo era, quizás dejando atrás sus ideales y sentimientos podría haberse convertido en una de las personas “que no sabían de lo que hablaban” como en ocasiones le explicaba a su familia que sucedía con las personas que no vivieron lo que él.
Aun así, aunque Kevin Carter fuera solo fotógrafo, aunque solo tuviera la intención de concienciar al resto del mundo y buscar ayuda para la terrible situación que muchas personas, en un gran continente vivían, no podría haber conseguido desprenderse de la armadura que formaba su cámara y refugiar a la niña, ayudarla, dejando de lado el gran objetivo, protegerla solo a ella, en un solo lugar y en un solo momento, quizás egoistamente no quería verla morir más adelante, para no encontrarla en sus pesadillas donde Reedwcan Vally, amigo del fotógrafo, contaba que Carter veía a sus “victimas muertas, tras fotografiadlas”
Quizás, el límite de lo correcto y lo erróneo se encuentre en lugares muy diferentes y alejados en cada persona, dependiendo de todo lo que hemos sentido y la manera en la que lo hemos asumido por eso a veces, como en el caso de Kevin Carter, pero no muchas más, se encuentran argumentos enfrentados, que sin renunciar a ninguno de nuestros ideales nos hacen dudar de la opinión que tenemos y justo aquí empieza lo más difícil de todo, valorar que razones consideramos más importantes que otras, o que razón de todas consigue que las demás pierdan el sentido.
Laura Morato Hervás